miércoles, 13 de agosto de 2008

La Perfección.


“El hombre bueno es el hombre perfecto en cuanto hombre”


El anterior juicio es el punto de partida para entender la relación de la perfección con el ámbito ético. Digamos que los actos buenos nos conducen a la perfección en cuanto hombre. Esto no nos hace superior a otro hombre sino más bien un poco más “evolucionado” o avanzado en el tema de la humanidad o del propio potencial del hombre, al cual todos y cada uno de nosotros tiene acceso y posibilidad. Desde aquí podemos decir que los actos morales, bajo esta perspectiva, es un llamado a la perfección del hombre.

Dentro de este tema nos encontramos con un concepto importante para el tema de la ética y que es:

La Virtud.

Este tema lo plantearemos a partir de la perspectiva anteriormente revisada de nominada EUDEMONISMO. Como ya vimos esta perspectiva ética hace referencia a la felicidad y esta (la felicidad) es vista como el fin ultimo del hombre. Esto ya que la felicidad “es lo único que se basta a si mismo”. Esto quiere decir que la felicidad se basta a si misma y que no necesita de otras cosas para ser ella. Osea nos basta con ser felices.

Para Aristóteles la felicidad es “una actividad del alma conforme a una virtud perfecta”. Esto quiere decir que esa actividad del alma hace referencia al pensamiento, propio de todo ser humano, pero un pensamiento en referencia a una virtud y esta debe ser perfecta. Desde aquí podemos decir que no somos lo que tenemos sino mas bien lo que hacemos, o sea por pensar y por perfeccionar nuestro pensamiento.

Es así que la virtud posee ciertas características de las que debemos ser conscientes para poder hablar de ella y estas son:

Disposición: esto quiere decir que se debe tener una actitud acorde a la virtud. Nuestro pensamiento y actuar debe apuntar a la vida virtuosa. De otro modo es mera imitación u actuación.

Perfección:
La virtud dispone al alma a actuar de un modo perfecto y a la vez perfecciona al alma o en este caso a la razón.

Termino medio (o justo medio):
esto quiere decir que el pensamiento ético y las acciones morales deben estar en medio de dos extremos. Uno de exceso y otro de defecto. Entre ellos se encuentra la perfección. No se puede amar u odiar sino mas bien buscar el punto medio que es la virtud que nos lleva a la buena convivencia. El exceso del amor y el defecto del odio son extremo es y no ayudan a nuestra perfección.

Según Aristóteles:

“Nadie es bueno si no siente la alegría de las buenas acciones, como tampoco se podrá decir que un hombre es justo si no siente la alegría de realizar acciones justas… y así con las demás virtudes.”

No hay comentarios: